Cada año, el 2 de abril, decenas de edificios de todo el mundo se iluminan de azul como muestra de solidaridad con el colectivo de personas con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) y sus familias. Este año se sumó Plaza Huincul con la plazoleta de las Banderas.
El término Trastorno del Espectro del Autismo hace referencia a un conjunto amplio de condiciones que afectan al neurodesarrollo y al funcionamiento cerebral. Aunque existe una gran variabilidad en sus manifestaciones, afecta siempre a las competencias sociales y comunicativas de la persona, así como a su capacidad para responder adaptativamente a las exigencias de la vida cotidiana. Se asocia también a grandes variaciones en el desarrollo y manejo del lenguaje y en el funcionamiento intelectual de cada persona. Estas características, en interacción con las barreras presentes en el entorno, hacen que las personas con TEA se enfrenten a diario a dificultades para comprender y responder de manera adaptativa a los requerimientos de un contexto enormemente variable y demandante.
Es evidente que, a pesar de los avances conseguidos, actualmente la sociedad no cuenta con las condiciones necesarias para facilitar la superación de las barreras (principalmente cognitivas y sociales) que las personas con TEA encuentran en sus vidas cotidianas.
Las repercusiones para su calidad de vida y para el disfrute de sus derechos debido a la falta de medidas en materia de accesibilidad cognitiva son evidentes. Esto hace que sea imprescindible pasar de una vez “del dicho al hecho” y establecer las medidas necesarias que favorezcan el disfrute efectivo del derecho a acceder a todos los bienes y servicios de la sociedad, en igualdad de condiciones a los demás ciudadanos y ciudadanas.
Para ello, es necesario ampliar la visión parcial de la sociedad sobre de las condiciones que limitan o dificultan la participación comunitaria, identificándolas principalmente con elementos o barreras físicas del contexto.
Las barreras cognitivas existen, a veces son sutiles y difíciles de comprender para aquellos que no las sufren, pero sus repercusiones son tan significativas como las físicas y limitan a diario los derechos de muchas personas con Trastorno del Espectro del Autismo.