Hoy se cumplen seis años desde que el médico Manuel Farías Rojas fue asesinado mientras atendía el consultorio del centro de salud del barrio Aeroparque.
El 2 de junio de 2011, Farías ingresó a su trabajo a las 14, ingresó una paciente a su consultorio y la atendió. No sabía que sería la última acción antes de morir. Detrás de la mujer entraron dos personas, jóvenes varones, uno tenía un arma que disparó contra el médico. No se llevaron dinero, ni la notebook que estaba sobre el escritorio. No hubo discusiones, fue un fusilamiento.
La comunidad se conmovió, fue la única vez que los médicos realizaron una marcha, apoyados por su organización gremial en Neuquen. Los dos asesinos fueron detenidos pocas horas más tarde, eran menores de edad, pero quienes los instigaron a cometer el asesinato (adultos ellos) quedaron impunes y los motivos de la tragedia nunca salieron a la luz.
Los dos jóvenes, uno de 16 años y otro de 13, siguieron caminos diferentes. El más grande fue juzgado en un proceso al que no tuvo acceso el público. La esposa de Farías Rojas aceptó que el joven admitiera su culpabilidad y fuera tratado por psicólogos y asistentes sociales durante un año como pena. Y con ese acuerdo finalizó el proceso judicial. En los primeros meses del tratamiento e incluso un tiempo después se lo escuchaba como parte del ambiente delictivo, pero hace bastante que ya no llega a las oficinas judiciales ni se lo señala como autor de delitos.
El otro adolescente, casi niño, no recibió atención judicial porque era inimputable, y su camino fue diferente. Siguió en el ambiente de la delincuencia, fue autor de muchísimos delitos de menor y luego de mayor de edad. Eso le valió que actualmente esté en la cárcel, luego de permanecer prófugo de la Justicia hasta el pasado mes de abril. Purga una condena de nueve años.
Así reportaba Cutral Co al Instante esta noticia hace seis años