La decisión de incorporar a vecinos y vecinas comunes al juzgamiento de delitos graves es muy reciente. Así lo vivió uno de los jurados del juicio de Alarcón Medina.
“Ser jurado es algo espectacular, es una experiencia única, más para la gente común como nosotros. En mi caso al principio no quería, para no comprometerme, pero ya estando en el juicio es algo único”, relató este integrante, del que se preserva la identidad porque los jurados son anónimos. (Por ello tampoco se los filma ni graba en las audiencias).
“Yo les digo a los que salgan sorteados que vayan tranquilos pero que se comprometan, porque es un tema muy serio y hay que debatir, charlar mucho para tomar una decisión”, comentó. Tal vez lo más difícil es comprender el sistema y cuál sobre qué punto tiene autoridad el jurado. “Si te hablan con términos técnicos no se entiende mucho, pero los abogados fueron muy claros, dijeron todo con palabras que uno podía entender”, comentó.
En el caso de Alarcón Medina, los jurados deliberaron cuatro horas y media, incluso pidieron ver nuevamente los videos de algunos testimonios. La decisión de encontrar a Alarcón Medina como culpable de femicidio fue muy pensada, de hecho dos jurados mantuvieron su voto porque creían que fue un caso de emoción violenta.
“Es una experiencia única, creo que es bueno que la gente común pueda participar”, dijo el integrante y quiso agradecer a todo el personal judicial “que nos vino a buscar, nos dio de comer, son todos muy atentos y nos hicieron sentir importantes”.
Los integrantes del jurado se sortean entre los ciudadanos y ciudadanas que figuran en el padrón. De ese sorteo se eligen a doce, en un proceso previo que involucra a la Fiscalía y a la defensa del acusado. En caso de salir sorteado se aplica una obligación civil y es muy difícil evitar el compromiso.
