En los primeros años del siglo, cuando apenas había pasado el 2000, la ciudad enteraba bailaba con ellos. Así vive Miguel Díaz los primeros días sin su amigo.
¿Cuándo se conocieron?
Es una historia muy larga, tenemos muchos años compartidos, el momento de conocernos fue compartiendo noches en el 96, empezamos a recorrer la noche de Terremoto, tuve el agrado de conocerlo, a esa gran persona. Era muy bueno mirar cómo ponía música con CD, él ya venía con trayectoria, tuvo la oportunidad de ingresar al boliche, y así empezar la amistad”.
Los dos éramos muy jóvenes, yo tenía 15, 16 años y él tenía un poco más, empezó una amistad muy larga, de 21 años. Pasamos navidades, cumpleaños, año nuevo, lo compartimos todo, fue algo increíble que se vivió, perderlo es muy difícil pero hay superarlo. Veo la foto y es algo de no creer, pero creo que está descansando, que está bien.
¿Qué música le gustaba?
Le gustaba de todo, consumíamos la misma música, más que nada la movida tropical, pero también rock nacional, nos gustaba todo, llegaba un momento que teníamos un paquete completo, cumbia, cuarteto, nacional, todo.
Vos animabas y él ponía música…
Yo era el animador de él. Nos reíamos, éramos inseparables, a la distancia nos manejábamos, con mirada, con gestos, él sabía cuando le pedía que me deje una base, que la gente que mi iba a pedir palmas, sabíamos cuando iba cumbia o cuartero, las palabras no existían para nosotros. Siempre decíamos que íbamos a ser como Rodrigo.
¿Tuvo problemas de salud y dejó de trabajar?
Si, tuvo problemas de salud, la peleó hasta el final como un grande, lo sigue siendo porque para nosotros no se fue, dejaba la familia para estar con nosotros, su segunda casa era Terremoto. La música era todo. Yo estaba en Buenos Aires cuando me dieron la noticia, fue impactante estar solo y que te digan que tu amigo se fue, que tu mitad de tu noche se fue al tacho, éramos como hermanos.
¿Te pudiste despedir?
En la última Retro, la última que hicimos tuvimos la oportunidad de trabajar juntos, él pidió estar. Lo veníamos siguiendo en su estado de salud, pero él nos dijo que quería estar, ser parte de la retro y dijimos, bueno vamos. Creo que fue como una despedida trabajar en esa última noche, verlo en la cabina, verlo feliz, sonreír, trabajar juntos y darnos cuenta que seguía todo intacto, era increíble. La gente respondió, participó. Creo que fue una despedida.