En la sección ¿qué es de tu vida? del diario La Mañana se repasaron las historias de “Rubén” Bambi Flores.
El futbolista estuvo a punto de jugar para Boca y también de viajar al Real Madrid. Dio sus primeros pasos en Valcheta, Río Negro, cuyo estadio municipal desde hace algunos años lleva su nombre. Jugó en Olimpo, Vélez y Chacarita en diferentes ciclos, pero sus páginas más gloriosas las escribió acá: Cipolletti, Alianza, Atlético Regina y Roca lo tuvieron en sus filas y en cada uno dejó recuerdos de gloria. “Tengo recuerdos hermosos de todos. Con Atlético Regina estuve en el primer nacional que jugó en su historia (1974) y se movilizó todo un pueblo. Con Cipolletti ganamos todo. En Alianza también, parecido, llegamos a jugar contra Boca”, recuerda con nostalgia.
Flores participó de la mejor época del Albinegro cuando disputó cinco campeonatos nacionales en los que se dio el lujo de cruzarse muchas veces con los equipos grandes a los que les convirtió goles importantes, como el recordado gol olímpico en La Bombonera al local Gatti. “Era una época donde los equipos de lo región se codeaban con los grandes. Le hice goles a River y a Boca, pero más a Boca. Le habré hecho cuatro o cinco porque jugando para Gimnasia también le convertí”, asegura.
Hoy en día está alejado del fútbol y es empleado en una empresa vinculada al petróleo y aprovecha sus días libres para viajar por el país. “No voy tanto a las canchas. Fui a La Visera hace algunos meses, pero en general no tanto”, admite.
En su época de gloria se dice que lo vinieron a buscar dos colosos del fútbol mundial: Boca y hasta el Real Madrid. ¿Es cierto Bambi? “Boca había hecho un contacto con Cipolletti, pero en ese momento al presidente no le gustó mucho la idea y entonces me quedé. De todas formas, yo estaba cómodo sobre todo en la parte afectiva. Y lo del Real Madrid fue en el año 1971. Yo estaba en Olimpo y vino un empresario a verme. Terminó el partido y hablé con él. Viajé a Buenos Aires y me dijeron que tenía que juntar los papeles y en esa época era más difícil. Mi abuelo era extranjero y tenía que conseguir los certificados de inmigración. No los tenía así que no pude ir”, explica. Lo cierto es que el Bambi no necesitó irse lejos para convertirse en leyenda y hoy, a muchos años del fin de su carrera, el fútbol todavía lo recuerda con cariño.
Fuente La Mañana Neuquen