Ante la ordenanza que prohíbe la comercialización y uso, el mercado negro creció inescrupulosamente en las redes sociales. Bromatología recibe denuncias por la venta ilegal, pero los agentes sólo pueden labrar un acta que no siempre termina en multa.
El problema principal es que ya no hay control sobre la mercadería que se vende, por lo que no se sabe si cumple con todas las normas de seguridad que verificaba Fabricaciones Militares. El control enfrenta dos problemas: que no hay autoridad de aplicación para multar al que hace uso de la pirotecnia, es decir al vecino que compra ilegalmente y la utiliza y por otro lado no es posible allanar las viviendas donde se vende ilegalmente a menos que se inicie una causa penal.
“El problema es que hay localidades cercanas donde se vende y entra a la provincia sin ningún control” explicó Rubén Ocaño, director de Bromatología y Comercio de Cutral Co, que sostuvo “hay una ley que dice que en la provincia no debería existir la pirotecnia, salvo que sea manipulada por personal capacitado”. Pero los amantes de los fuegos de artificio mantienen firme su tradición y se convierten en cómplices del contrabando. “Los comercios de la ciudad no venden, eso es fácil de controlar, pero se vende en domicilios y con propaganda a través de internet. Eso nos complicó las cosas” agregó.
La venta ilegal puede ser denunciada en la dirección de forma anónima, “hemos recibido denuncias y dado con domicilios donde venden pirotecnia, pero no podemos entrar a una vivienda particular ni siquiera con la policía” señaló. Sin embargo, “son informados por el Juzgado de Faltas y se realiza una multa”, aunque el trámite no es inmediato.
Respecto a la función de los inspectores en la calle, mencionó que “No podemos decirle nada a una persona que tira pirotecnia más que preguntarle dónde la compró, pero la gente también se hace cómplice de esto”. “Apelamos a la voluntad de la comunidad, que vena que es riesgoso para todos. Si no hay compradores no hay venta, depende de que la gente tome conciencia” remarcó.