Por Cecilia Soberon– Pasaron 26 años desde que el gobierno de Carlos Menem ponía en marcha la privatización de YPF. A partir de aquella decisión la crisis se instaló en Cutral Co y Plaza Huincul. Ahora, tantos años después, se termina un ciclo que amenaza con generar una nueva crisis que implicará numerosos despidos. ¿Qué hace la clase política? Por ahora mantener silencio.
Desde hace dos años la empresa YPF comenzó un proceso de finalización de contratos que tenían más de veinte años. Para ello inició licitaciones que, en ningún caso, han ganado empresas pymes generadas de la privatización. Pero hay que comenzar por el inicio. En 1992 YPF generó un programa de tercerización de sus servicios. Entregó equipos a empresas generadas por la propia YPF con un contrato para la prestación de servicios. A esas empresas se las denominó “emprendimientos” que en la gran mayoría fueron un fracaso administrativo aunque no técnico.
En 2000, en búsqueda de preservar esos puestos de trabajo y en el marco de la discusión de la concesión de Loma La Lata, YPF Repsol “donó” 30 millones de pesos/dólares a los emprendimientos, 20 millones para pagar sus deudas y 10 millones para reequiparse. Se creó además la UTENEU, una unión transitoria de empresas compuesta por 18 integrantes. El empresario Marcelo Volonte, integrante de la cámara CEIPA (protagonista de todo ese proceso) recuerda “fui muy crítico en su momento, pero visto desde 2018 la UTE fue una buena idea y dio buenos resultados. Se pudo hacer mejor pero en términos generales fue un éxito, una cosa muy buena”.
Cuando en 2005 se liquidó la UTE, se aportaron 7 millones más de pesos para pagar indemnizaciones y cada empresa estuvo por su cuenta. El gerenciamiento de SADE/Skanka permitió a muchas empresas salir de la crisis mientras que otras no prosperaron una vez que salieron del cascarón de UTENEU.
¿Y ahora?
En 2016 comenzó un proceso de cierre de un ciclo. Los contratos que se habían sostenido por 24 años ingresaron en un proceso licitatorio, lo que hizo tambalear a muchas empresas. La última fue OPEN, pero lo mismo ocurrió con Intergeo, con Texey y GeoServices. El término de estos contratos ha generado la pérdida de fuentes de empleo para Cutral Co y Plaza Huincul.
Desde las empresas se denuncia que YPF ha sido desleal en este proceso. En el caso de OPEN la licitación se hizo en enero de 2017. “OPEN participó como muchas empresas, la resolución no debería tomar más de un mes y medio. YPF puede tomarse todo el tiempo que quiera, pueden ser dos años pero cuando ese proceso llega el final a todas las empresas participantes se les comunica que no ha sido adjudicada, no tiene obligación de informar quién ganó ni por qué. Pero te tienen que decir: no ganaste”, explicó el empleado de OPEN, Gabriel Blasco.
Además se asegura que en 2015 se firmó una addenda en la que se acordaba la compra de nuevos equipamientos y la adecuación del personal. OPEN puede operar sus equipos de forma remota y redujo la cantidad de empleados hace un par de años. Se ajustaron al sistema de empleados multitareas pero no fue suficiente. Desde YPF sostienen que OPEN no puede responder patrimonialmente por el contrato. Pero aún así la invitaron a participar en la licitación de otros contratos.
El fin de un ciclo
Volonte afirma que es el fin de un ciclo para los “emprendimientos de ex ypefianos”, que perderán los contratos que tenían desde hace veinte años. “Es mejor tenerlo claro para actuar en consecuencia”, dijo el empresario y agregó “lo mejor es salir de la discusión estéril; YPF va a decir que son empresas ineficientes, que no cumplen y las empresas van a decir estos de YPF nos aprietan, se aprovechan. Ni una, ni la otra. Hay que hacerse cargo cada uno lo que nos corresponde”.
La mayoría de las pymes de ex ypefianos (exitosas o no) están en este proceso. Petrogas, que está sindicada como la mejor empresa surgida de ese proceso, también tuvo su crisis y debió rediscutir contratos. La UTE compuesta por Talleres Huincul, Petrolab, Coserpet y Codem, surgida luego de UTENEU en asociación con Skanka también está en crisis y en proceso de liquidación.
Hay otras pymes como Lahue y Electroantú que no están en crisis e incluso están en crecimiento, aunque debieron adecuarse a las nuevas políticas de YPF. “Estas dos empresas no son de ex ypefianos y es una diferencia, en un punto pueden decir “con este no trabajamos” pero los emprendimientos surgieron con un contrato predeterminado y eso provocó muchos problemas. Ahora es tiempo de salir de la YPF dependencia”, opina Volonte.
Las fuentes de empleo que están peligro podrían recuperarse, al menos a ello se abocaría el sindicato de Petroleros. Pero desde OPEN advierten “los que consigan trabajo se van de Cutral Co y Plaza Huincul, porque las empresas los van a llevar a otra parte, creo que ello debería preocuparles a los intendentes”.