Un centenar de tumbas NN son parte de la primera postal de un cementerio que, por tramos, luce en estado de abandono. Huincul propone ampliar su predio para nuevos panteones, pero aún no hay decisiones sobre qué hacer con las tumbas abandonadas que nadie reclama.
Desoladora es la imagen que ofrece la primera plaza al ingreso del cementerio de Plaza Huincul, allí yacen tumbas de más de 80 años con nombre ilegibles y cuerpos que no son reconocidos, algunos por su antigüedad y otros por la ausencia de familiares que los visiten o identifiquen. Algunas cruces de hierro oxidado y placas borrosas marcan que alguna vez fueron visitados, pero con el paso del tiempo quedaron en el olvido.
Lejos de dar un panorama tétrico, como marca el cliché, el cementerio de Huincul deja una imagen desoladora y lamentable. Parcelas vacías, tumbas maltratadas y dañadas, panteones a punto de derrumbarse son parte de la primera cara visible, ya que sobre el ala este se encuentra la parte moderna con un mayor cuidado.
Sin embargo su mantenimiento no fue del todo bueno y el paso del tiempo se encargó del deterioro que comenzó a visibilizarse en los años posteriores al 2000. Si bien su crecimiento se extendió hacia el este, la zona de ingreso aún luce sin muchos cambios y, todavía más triste, la parcela izquierda cuenta con decenas de tumbas NN que nadie reconoce y que no pueden retirar. Viejas cruces de hierro oxidado yacen allí en tumbas sin nombre que casi no se distinguen con un suelo desértico.
Promesas de expansión
La antigua y abandonada cara del cementerio se contradice con el acondicionamiento que recibió al norte y al este, hacia donde se expande. En el inicio del año legislativo, el intendente anticipó la creación de 40 nuevos panteones, aunque el mantenimiento y la reparación de los 50 ya existentes es una deuda pendiente.