El motivo fue poco claro para los protagonistas y por eso el árbitro Luis Biffis dio las explicaciones. “La policía informó que no había garantías” señaló.
El partido se jugó con las dos parcialidades en el 30 de Septiembre, con las dos tribunas locales repletas y unos 30 hinchas de Unión en el sector visitante. Los 45 minutos iniciales se disputaron sin inconvenientes pese a los clásicos cantos de una parcialidad a la otra, pero los uniformados entendieron que los insultos ponían en riesgo la continuidad del encuentro.
Lo que ocurrió después fue un teléfono descompuesto. La policía informó a los árbitros y estos a los jugadores. El plantel de Unión se cambió para dejar el estadio y su hinchada también se retiró, mientras que Petro pedía jugarlo. Luego los clubes aceptaron continuar y la policía cambió de postura pero surgió el problema de la luz: el 30 de Septiembre no cuenta con iluminación artificial y la puesta de sol haría imposible continuar.
Después de una larga conversación a puertas cerradas entre los árbitros, dirigentes y policías a cargo del operativo, comunicaron que la decisión final era suspender el partido y pedir la reprogramación de los 45 minutos restantes.
“Se hizo el informe correspondiente, lo firmaron los delegados y ahora lo resolverá el Tribunal” manifestó Biffis.