“Sean eternos los laureles que supimos conseguir”, dice el himno nacional.
Frase que para el resto del país tiene otro significado pero para Cutral Co y Plaza Huincul remite a la movilización popular de 1996-1997. Y los laureles se tradujeron en dinero, que pone a estos dos municipios en una situación diferente para afrontar lo que parece ser una nueva crisis neoliberal en Argentina.
En otras ocasiones se enumeró el petitorio que un día como hoy, pero hace 22 años, permitió que los vecinos de Cutral Co y Plaza Huincul liberaran las rutas. En la lista había pedidos relacionados con la urgencia (como la reconexión de la energía y el gas) y también con la posibilidad de trabajar en obra pública (escuelas, jardines, el hospital zonal).
Pero lo más trascendente se inició unos meses después, con la negociación para que el yacimiento El Mangrullo fuera cedido a las comunidades de Cutral Co y Plaza Huincul. A la Legislatura ingresó un pedido de los concejos deliberantes de las dos comunidades y durante meses hubo negociaciones pero pocos avances.
El yacimiento El Mangrullo era el que iba a destinarse para proveer de gas a la planta de fertilizantes que nunca se hizo. Y por ello terminó siendo la prenda de paz para la zona petrolera, postergada por la privatización de YPF.
El Mangrullo fue cedido el 23 de abril de 1997, once días después de que Teresa Rodríguez falleciera luego de recibir un disparo en la ruta provincial 17 durante la segunda pueblada. Fue cerca de la 1 de la madrugada, en medio de una discusión tensa entre los legisladores.
Se había discutido mucho en comisión hasta lograr una ley que fue aprobada en forma unánime en general. En particular hubo algunos cruces entre Oscar Massei (FREPASO), Enzo Gallia (PJ) y Gustavo Vaca Narvaja (MPN) porque este último quería incorporar un límite para gastos de funcionamiento del ENIM y no se lo permitieron.
Esa noche, que se festejó tanto como el retiro de Gendarmería del 25 de junio en la ruta 22, cambió la historia de las dos comunidades. Los legisladores no sabían qué esperar de este cambio y legislaron sobre supuestos. Pero no faltó mucho para que se dieran cuenta que la cesión de un área fue un laurel enorme. Años después Zapala intentaría conseguir algo similar pero el gobierno provincial ya había aprendido y nunca más cedió tales beneficios.
Este año se renovó la concesión de El Mangrullo y de nuevo ingresaron fondos extraordinarios a los dos municipios y al ENIM. Y cada mes ese dinero permite sostener muchas fuentes laborales a través de la obra pública. Y que Plaza Huincul no se incendiado por las malas administraciones.
Pero el objetivo de la ley, la reconversión productiva, todavía es un saldo pendiente. Y ya se consumió más del 20% del tiempo estipulado para que El Mangrullo sea de Cutral Co y Plaza Huincul. Porque no es para siempre, es por 99 años y ya han pasado 21.
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En este tiempo el gobierno provincial entendió que nunca más cederá un área y los municipios entendieron que las promesas de grandes inversiones (como Petrolera Argentina) pueden ser sólo ilusiones. Pero falta mucho para aprender, lo que ocurre es que 78 años no es mucho tiempo en términos históricos y por eso habrá que pensar en una nueva revolución, esta vez sin cortes de ruta, sino de pensamiento político y económico.
Tal vez sea una revolución menos vistosa, con menos participantes, pero igualmente necesaria como la pueblada de 1996. Para que no se pierdan “los laureles que supimos conseguir”.
Por Cecilia Soberón