Los dirigentes de ATEN y las supervisoras reclamaron en el distrito Educativo II.
El secretario del gremio docente, Gustavo Meliqueo explicó que se pide que las partidas “se depositen en tiempo y forma porque sólo se han entregado los cheques para seis días hábiles del mes pasado (junio) y que se haga efectivo como corresponde”.
Meliqueo describió que “deja a una situación complicada a los directivos de las escuelas que se tienen que hacer cargo de pedir fiado en los lugares que se comprar los alimentos para el refrigerio y el almuerzo”.
Esto se traslada a todos los niveles educativos: inicial, primaria y media. En la EPET N° 1 piden también por los gastos generales.
Su par, Belinda Figueroa explicó que los directores se ven en la obligación de “buscar precios baratos porque el presupuesto es insuficiente: 3, 35 pesos para cada chico”. “Cuando hablamos de derechos de los niños, pedimos que se garanticen en su totalidad, no sólo cuestionando el conflicto docente, sino garantizar el alimento y que sea coherente porque en muchas ocasiones sólo es pan y mate cocido”, describió.
Fue la supervisora Mónica Martínez la que manifestó que se les solicita a las directoras y directores que “no pidan fiado, porque (las partidas) deberían llegar en tiempo y forma cuando empieza el mes. Para saber con qué dinero se cuenta”. Sin embargo, lo hacen para poder garantizar el refrigerio. Y esa situación genera “un desgaste, porque hay que explicar a los que nos proveen en alimentos por qué llega tarde el pago. Esto provoca dificultades en el trayecto educativo de los niños, y ni siquiera se da leche porque no todas las semanas se da el dinero que corresponde”.
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Tampoco alcanza la partida para los supervisores que es de 487 pesos. “Tenemos que solventar todos los gastos. Tuve que pedir un plano para ver los radios y no se pueden realizar las actividades y ver los radios porque lo tuvimos recién ahora y es un plano desactualizado”, describió.
Si se visitan las escuelas, es necesario que se desplacen en su vehículo propio y que los mismos supervisores proporcionen el combustible. “Esto complica la tarea pedagógica que es el eje que deberíamos atender”, mencionó.