Esta vez la presunta bomba estaba en el CPEM Nº 85 del barrio Soufal de Plaza Huincul.
Un llamado telefónico a la escuela y otro al Comando Radioeléctrico alertaba sobre la colocación en el edificio de un artefacto explosivo. Fue alrededor de las 21. Se dispuso el inmediato retiro de los alumnos, personal docente y no docente del edificio.
A lugar, además de los uniformados, fueron convocados los bomberos voluntarios de Plaza Huincul. Una dotación de cinco voluntarios se sumó a los uniformados y dispusieron la inspección de las instalaciones.
Durante un poco más de 45 minutos aproximadamente se concretó la inspección ocular, y se corroboró que no había artefacto sospecho alguno. Es por esta razón que una vez concluida la tarea de reconocimiento del lugar, se dispuso que el alumnado retornara a las aulas para continuar con el dictado de clases.
No es la primera vez que un establecimiento educativo recibe llamadas anónimas alertando sobre supuestas bombas. Lo cierto es que una vez hecha la denuncia, que involucra la movilización del personal policial y de bomberos, se inicia una investigación judicial para establecer el origen del llamado anónimo.