Mientras escuchaban a los funcionarios provinciales en la reunión de ayer, los vecinos Sauzal Bonito llevaban en sus manos botellas de hielo que recargaban con un poco de agua o soda para compartir y refrescarse. Luego, cada familia se llevó un bidón de 8 litros como si fuera un tesoro.
Pareciera mentira que en un poblado pequeño a orillas del río Neuquén, una botella de agua fresca sea tan preciada. Pero la respuesta es sencilla, a esa altura del curso ya no es potable y la poca que pueden tratar no alcanza para las 104 casas que tiene el paraje.
Según comentaron los vecinos, son pocos los que reciben el agua de red y ellos se toman el trabajo de almacenarla en tanques y tambores para compartirlo con otros pobladores que solo sacan aire de las canillas.
“Somos tan pocos que casi todos somos familia y yo acá siempre guardo agua para mis sobrinos y mis hermanos, que vienen a buscar para ellos y para otros vecinos más” contó Rosa, que vive en una de las primeras casas a la vera de Ruta 17.
Llamativamente la peor parte de la sequía la tienen en la zona del bajo, sector del edificio municipal, el destacamento policial y el polideportivo. “El problema es de cañerías, la cañería quedó chica y hay poco caudal” señaló el subsecretario de Defensa Civil de Neuquen, Martín Giusti, al tiempo que adelantó que el EPAS pondrá en marcha el recambio de los caños y la bomba.
De momento, el compromiso de Provincia es asistir con camiones repartidores de agua envasada e hidrantes -para el riego, que también escasea- y abastecer con esto a la población. Luego de la reunión, entregaron un bidón de 8 litros para cada familia con la promesa de que el reparto será diario.