Angela Sandoval padece de lipodistrofia y se encuentra bajo tratamiento desde 2013, pero hace 9 meses dejaron de suministrarle la droga y su cuerpo ya sufre las consecuencias.
En primera instancia, acudió a rifas y tómbolas para viajar a Estados Unidos e iniciar su tratamiento, hasta que en 2017 el Ministerio de Salud de Neuquén se comprometió a costear los medicamentos para que no vuelva a viajar.
Sin embargo la asistencia se interrumpió en abril de 2017 y desde entonces subsiste con una baja en la dosis y las reservas del último lote.
“La doctora que me atiende bajó la dosis para mantenerme, pero eso tampoco es tan bueno” contó Angi, que sufrió pancreatitis y otras enfermedades por la interrupción del tratamiento.
“Los niveles de glucosa y colesterol no son estables y el cuerpo funciona mal. Si pasa mucho tiempo, me puede llevar a la muerte” agregó.
Ante los reclamos al Ministerio de Salud y el Instituto de Seguridad Social de Neuquén, adelantaron que podrían adquirir una dosis correspondiente a un mes, pero sería la única ayuda.
“La otra alternativa es volver a viajar a Estados Unidos e ingresar nuevamente como paciente” señaló y contó que “ellos te dan la dosis gratuita por un año, pero el problema es el viaje que me resulta imposible de pagar”.
Por ahora, Angi solo cuenta con los insumos para mantener su tratamiento por 30 días más, luego su salud quedará a la deriva.
La lipodistrofia es una condición patológica caracterizada por la ausencia focal o general de tejido adiposo. La padece una de cada varias millones de personas y, en función del grado de pérdida de tejido adiposo, se determina la gravedad de las complicaciones metabólicas, pudiéndose diferenciar variedad localizada, parcial y generalizada, con alteraciones metabólicas que pueden poner en riesgo la vida de los pacientes.