A las 18, como es la norma, se cerraron las puertas de los establecimientos educativos donde se votaba. Sin embargo, todos los electores que se encontraban allí, ingresaron y esperaban en fila para votar.
Las escenas se repetían en las escuelas, y por caso, en el CPEM Nº 6, las largas filas en la mayoría de las mesas, fue la postal habitual.
Las autoridades encargadas de la custodia del acceso a las instalaciones, tanto policía como del Ejército Argentino, orientaban a los ciudadanos para llegar hasta la mesa correspondiente.
Las demoras en la utilización de las máquinas o las fallas en el propio sistema, fue lo que hizo que las esperas se multiplicaran por mucho tiempo.