Tres horas antes de cerrar su última jornada laboral, Omar “Monito” Rosales aprovechó para recordar una parte de tantos años en la institución.
Rosales ingresó al correo argentino en la década del 70, con solo 23 años,y desde entonces tuvo una trayectoria intachable que lo llevó a ser querido y reconocido por toda la comunidad. “Hice tantos amigos que a veces me saludan y me quedo haciendo memoria de quién será” dijo entre risas.
Después de 40 años de servicio llegó el tan ansiado retiro que lo encontró emocionado, o más bien, “con muchas emociones juntas”, ya que la despedida le genera una inevitable nostalgia, pero sabe que vienen años mejores. “Habrá tiempo para disfrutar otras cosas, la familia y mi nieto que es lo más lindo” dijo con algunas lágrimas que brotaban tras los lentes oscuros.
En sus memorias repasó el crecimiento de la institución, la llegada de nuevos agentes de correo y el avance tecnológico. “Siempre le hablo a los pibes, los aconsejo, el correo es una institución que nunca los va a dejar solos mientras se cumpla” dijo y también recordó el cambio de pedalear por aquellas interminables calles de tierra de Cutral Co para llevar la correspondencia, a la actualidad donde hay herramientas que facilitan la labor del cartero.
Rosales también tuvo tiempo para recordar a sus primeros jefes y compañeros, los que transitaron los años a su lado y los que se sumaron de forma reciente, pero dedicó un párrafo especial a su familia.
“Hace algunos años estuve enfermo y me tuve que quedar en casa. Los que estuvieron ahí siempre fueron mis hijos, que no tengo manera de medir el cariño por ellos, y mi esposa que nunca se apartó de mi lado” mencionó.
Para su despedida, señaló que “nunca salí amargado a trabajar porque gracias al trabajo tuve una buena vida, pude hacer estudiar a mis hijos, que más orgulloso puedo estar?”. Los vecinos de Cutral Co seguramente lo extrañarán recorriendo las calles o en las oficinas del correo, cantando y silbando como era habitual en él.