Los usuarios que ya tienen medidor son los grandes consumidores.
Se califica así a hoteles, estaciones de servicio, lavaderos, casas de comida, clínicas, soderías, tintorerías, frigoríficos, residencias geriátricas y supermercados. También se consideran grandes consumidores los organismos públicos como las escuelas y las cárceles.
Los medidores comenzaron a funcionar en diciembre y sólo medirán hasta febrero. Durante 2020 se comenzará a cobrar el servicio. Mientras los números que registren los medidores servirán para establecer un patrón en consumo en el verano.
¿Qué pasará con los consumidores urbanos?
El municipio planifica una compra masiva de medidores para ir instalándolos por zona. Cada usuario deberá pagar su instalación.
Su funcionamiento genera rechazo en los vecinos y vecinas pero en general se quejan los que más consumen. El medidor tiene a favor que no se paga cuando no hay agua, servicio que no se presta, no se cobra. Y además también premia a quienes hacen un uso responsable del agua.
Aquel que tenga piscina, pileta de lona o que se olvide todos los días el agua abierta cuando riega pagará más que el vecino que cuida el agua.
En la última ordenanza tarifaria se estableció una tarifa plana de 250 pesos para todos los vecinos, independientemente del consumo que tengan.