La oficina funcionaba en el barrio Central, sobre la avenida Rotter, detrás de la Zona Sanitaria V del Ministerio de Salud.
Hasta allí llegaban mujeres que habían sido víctimas de violencia de género aunque el trámite no era sencillo. Según denunció la presidenta del Consejo de la Mujer de Huincul, María Ester Ragni, la policía siempre intentó cerrar este espacio.
Primero se había dispuesto que una oficial principal estuviera a cargo, pero luego se la envío a otro sector y se resolvió que se quedara una suboficial, que no podía tomar las denuncias.
“Lo que ella hacía era llamar a la comisaría sexta, narrar lo que le contaba la víctima y allá decidían si la tomaban o no. Si la autorizaban entonces la mujer tenía que ir directamente a la comisaría”, relató Ragni. Con ello consiguieron que no hubiera registro de denuncias en la oficina y justificar su cierre, diciendo que no iba nadie”.
Ragni recordó que la creación de la oficina fue un pedido de las mujeres de Plaza Huincul porque se atendía “específicamente la problemática, las mujeres llegan lastimadas, con los hijos a cuestas y con valor para denunciar pero es tan complejo que muchas veces desisten“, explicó.
Desde el Consejo de la Mujer se comenzaron gestiones para reclamar la apertura de la oficina en la gobernación y el ministerio de Gobierno y Seguridad.