La autopsia sobre el cuerpo de Erica Navarro reveló que el disparo que le provocó la muerte fue con un arma 9 milímetros, de igual calibre que la pistola secuestrada en la casa del presunto homicida.
El hecho de sangre que se produjo el sábado al mediodía fue en una vivienda ubicada al final del barrio Otaño de Plaza Huincul, sobre un sector de lotes y varias viviendas precarias. La teoría de los investigadores apunta a un enfrentamiento entre dos personas que dejó como consecuencia a una víctima fatal por una bala perdida.
De acuerdo al relato del comisario mayor Ariel Pereira, Navarro escuchó las detonaciones fuera de su casa y salió a ver que pasaba cuando recibió el disparo que, en cuestión de minutos le causó la muerte por un shock hipovolémico.
De la información revelada por la autopsia, se supo que el proyectil que ingresó a su cuerpo es calibre 9 milímetros y lo hizo por el lateral derecho del cuello, generando un orificio de entrada e incrustándose en las vértebras. “En el trayecto dañó una vena y eso causó el sangrado intenso” explicó el fiscal Gastón Liotard, que dirige la investigación.
El fiscal reconoció además que el arma secuestrada luego del crimen también es calibre 9 milímetros, una pistola semiautomática que debe ser peritada para buscar compatibilidades con el proyectil extraído del cuerpo de Erica.
Al presunto autor del homicidio, el joven Juan Quiroga se le formularon ayer los cargos en su contra y deberá cumplir con una prisión preventiva de 2 meses mientras se desarrolla la investigación. Debido a la situación actual por el COVID-19, las unidades de detención no reciben nuevos internos, por lo que fue alojado de forma preventiva en la comisaría 6° de Plaza Huincul.
Mientras que la otra persona involucrada en el enfrentamiento armado, quedó ligado a la causa como testigo, pero se supo que está procesado por otros delitos en su historial.