La mudanza fue casi obligatoria al plano digital y muchos tuvieron que reinventarse, pero sin el uso de internet, el impacto pudo ser mucho mayor para la economía local.
Los rubros autorizados inicialmente en el aislamiento fueron los supermercados, farmacias, ferreterías y algunos electrodomésticos. El resto podía operar, pero no despachar productos ni recibir clientes y por eso muchos consumidores se volcaran a las compras online, que ya venían registrando un crecimiento en los últimos años.
Sin embargo, nadie imaginó que el aislamiento obligatorio producto del coronavirus se extendería tanto, ni tampoco que los comercios que podían operar de forma electrónica luego no pudieran concretar el envío por la exigente demanda ante la disminución de rubros y comercios, por ejemplo, de indumentaria y calzados.
Tras reiterados pedidos de los empresarios, el Gobierno tomó nota de la problemática e incluyó la venta online como parte de las actividades que quedarían exceptuadas de la cuarentena a partir del 20 de abril. Pero las facilidades no son iguales para las grandes cadenas y los comercios locales, que tuvieron que doblegar el esfuerzo.
Las redes sociales jugaron un papel fundamental, muchos comenzaron a usar sus páginas (o las crearon) para ofertar a modo de catálogo sus productos, realizar ventas y coordinar formas de entrega a los usuarios.
Los grandes ganadores fueron las casas de comida y los emprendedores de la cocina, que “cocinan por vos” mientras no podés salir de casa. De la mano, volvió el marketing del boca a boca en páginas de compra y venta con consultas sobre dónde conseguir determinado artículo o en qué lugar el precio resulta más accesible.
Pero no todas fueron bondades, En las últimas semanas crecieron los reclamos y denuncias sobre ciertas modalidades de venta adoptadas que requirieron la intervención de la dirección municipal de Bromatología y Comercio y el Juzgado de Faltas, que incluso llevaron a la clausura de algunos comercios.
Desde la municipalidad de Cutral Co emitieron un comunicado detalla los rubros exceptuados del aislamiento social, como la venta de mercadería ya elaborada en minoristas -indumentaria, calzado, jugueterías y regalerías-; restaurantes; locales de comida rápida o preparada con reparto a domicilio; talleres de mantenimiento y reparación del automotor, motos y bicicletas; venta y reparación de neumáticos -exclusivamente para transporte público, de salud o fuerzas armadas-; venta de repuestos; librería e insumos de informática.
En todos los casos se niega la atención al público y sugiere la venta a domicilio, sujeta a los protocolos sanitarios básicos en torno a la emergencia de salud actual.