El hombre vive en el barrio Aeroparque. Los vecinos se enteraron que estaba en la vivienda y decidieron hacer pública la situación. Colgaron pasacalles donde lo identificaban como un abusador.
Su defensa consiguió que le otorgara el beneficio de la prisión domiciliaria tras argumentar que se encuentra en la población de riesgo de contagio del COVID-19.
Se fue a vivir con una hija, que no tiene niños. El hombre fue encontrado culpable de abusar de su nieta, entre los 7 y los 11 años. Por esa situación le dieron una pena de seis años.
Cuando los vecinos se enteraron, hicieron el escrache. Y luego vieron como salía de la casa con su hija, en dos oportunidades. La Fiscalía pidió una audiencia en la que se escuchó el testimonio de los vecinos, que contaban lo vieron salir en dos oportunidades. La jueza Patricia Lúpica Cristo determinó que volviera a prisión.