El 90% de las obras de Cutral Co y Plaza Huincul no son declaradas y existe un riesgo de contagio de COVID-19 en construcciones por el movimiento de personas. El Colegio de Arquitectos de Neuquén (CAN) puso en marcha una campaña de entrega de kits con elementos de seguridad y el detalle del protocolo para su aplicación.
Las obras particulares en cuarentena fueron habilitadas hace poco más de un mes, cuando el país ingresó a la fase 3 del aislamiento social preventivo y obligatorio, bajo un estricto protocolo. Hoy, con la provincia en etapa 5 -de distanciamiento social- todavía cuesta aplicar las medidas de control, seguridad e higiene por la falta de registros oficiales en la construcción.
“En nuestras comunidades hay una situación particular de que el 90% de la obra privada es clandestina, no hay registros ante los organismos correspondientes de cómo va a ser la obra, quién la hizo, quién la proyectó o cómo va a ser” explicó la coordinadora del CAN Regional 1, Ana Cazeneuve, que aclaró “nosotros decidimos dar difusión a este protocolo y ser solidarios con el operario que está en la situación más desfavorable, que es el que trabaja en changas, trabaja por cuenta propia o tiene un propietario responsable que no se hace cargo de cumplir los protocolos”.
En ese sentido, explicó que en Cutral Co y Plaza Huincul no existe un código de edificación ni de planeamiento y que la ejecución de cada obra corresponde a un director, maestro mayor de obra, arquiteco o ingeniero civil, pero en el caso de las privadas no declaradas, “la responsabilidad recae en el dueño del hogar que se convierte en el responsable de la construcción”.
En estos casos, el incumplimiento del protocolo no resulta punitivo, pero si representa una responsabilidad social. “El fin es saber quién está trabajando y dónde, porque las obras de construcción son concurridas, más si son obras chicas o changas, donde un mismo grupo de operarios está en más de una. Eso permite una circulación del virus”.
Así, el CAN diseñó unos carteles que explican el protocolo para pegar en el ingreso de cada obra, acompañado por el kit para repartir a los operarios. Allí se detalla:
- Al ingreso de la obra se deben comprobar síntomas como la temperatura, tos o dificultades respiratorias. Además deben portar barbijos, gafas de acrílico o mascarillas protectoras, limpiar el calzado con lavandina, lavar y rociar las herramientas; y utilizar un doble par de guantes, uno de látex y otro de descarne.
- Durante la obra se deben rociar las herramientas con alcohol cada cuatro horas (media jornada) no quitarse los elementos de protección, lavarse las manos con jabón, más aún si no utilizan guantes de látex.
- Al egreso de la obra se debe cambiar el barbijo, lavar y rociar las herramientas, limpiar el calzado con lavandina antes de salir.
En tanto, los kits cuentan con barbijos, alcohol en gel, gafas de acrílico y panes de jabón blanco que “los conseguimos con la ayuda de los dos municipios, el corralón Sapag, Industrial EDEN, JP Indumentaria Industrial y el aporte de algunos colegas”.
Cazeneuve recordó que el COVID-19 está catalogado como una enfermedad laboral a partir del primer decreto Nacional; y que la única manera de rastrear un posible contagio es conociendo el lugar donde estuvo la persona infectada. Por eso, si ocurriera con un trabajador de la construcción, es menester que la obra sea declarada, según corresponda, en la secretaría de Planeamiento a cargo de la arquitecta Johana Contreras en Cutral Co; y en la subsecretaría de Planificación urbana de Plaza Huincul, a cargo de Nicolás Angeloni.