En el pasado los científicos han podido corroborar teorías no relacionadas con la astronomía y además investigan qué ocurre con las plantas y los animales.
El norte de la Patagonia será un lugar de peregrinaje para la comunidad científica el próximo 14 de diciembre, cuando acontezca el eclipse solar. Particularmente Neuquen tiene localidades con clima seco –como Cutral Co- que aumenta la probabilidad de contar con un cielo limpio para observarlo. La pandemia evitó la llegada de estudiosos de todas partes del mundo, pero la ocasión no será desperdiciada por los argentinos, que ya preparan todo para vivir una vez más la experiencia.
Pero ¿por qué los científicos dejan todo por presenciar un eclipse de Sol? Básicamente, porque les permite estudiar situaciones difíciles de replicar en un laboratorio, e incluso poner a prueba teorías que no están relacionadas con lo astronómico, si no con otros campos de la naturaleza.
Los eclipses solares se dan sobre algún punto de la tierra cada 18 meses aproximadamente, pero su observación depende de varios factores: localización y clima son los principales. Y para que suceda sobre un mismo punto de la tierra, como en este caso nuestra zona ¡deben pasar 375 años!
Varios descubrimientos de la ciencia se hicieron durante eclipses. En mayo de 1.919 los astrofísicos pudieron comprobar los dichos de Albert Einstein, quien había planteado en 1.915 en su Teoría de la Relatividad que la gravedad es capaz de curvar la luz y deformar el espacio-tiempo. Durante el evento solar, la luz de las estrellas ubicadas tras el Sol se comportó de manera distinta a lo registrado hasta el momento. Y en 1.868 se pudo observar en la atmósfera del astro mayor la presencia de helio, el primer gas noble de la tabla periódica.
Los investigadores dedican el breve tiempo que les otorga un eclipse solar a estudiar el comportamiento de animales y plantas: los primeros presentan cambios de conducta ante la falsa noche, y las plantas ven alterado su ciclo circadiano, que afecta procesos como la fotosíntesis.
Por su parte, los meteorólogos ponen a prueba sus métodos ante la desaparición de la radiación solar por algunos minutos, el descenso de temperatura, el comportamiento del viento y las mediciones de campo magnético.