El fotógrafo Carlos Martínez se preparó durante varios meses para este evento y lo vivió en el enorme cielo de Piedra del Águila.
La localidad era uno de los puntos donde se podía observar el fenómeno al 100%. Los amantes de los fenómenos del cielo viajaron varios kilómetros y caminaron mucho para conseguir un lugar privilegiado.
Estas son las postales de su trabajo
Una de las bellezas que dejó este fenómeno fue la posibilidad de jugar con las luces y las sombras