Gabriela Martínez empezó como pasante y hoy es jefa de la planta de Metanol de YPF en Plaza Huincul. La historia de una joven líder que se abrió paso en uno de los complejos petroquímicos más grandes del país.
“Lo que más me gusta de este trabajo es que puedo combinar la química con la operación”, cuenta Gabriela Martínez, jefa de la planta de Metanol en el Complejo Industrial de YPF en Plaza Huincul (CIPH). No es para menos, se trata de una de las instalaciones petroquímicas más grandes del país y la única que provee de metanol, un insumo clave para la producción de biocombustibles y de decenas de productos como solventes.
Gabriela tiene 35 años y un equipo de 32 personas a su cargo. Nació en Cutral Co, hizo toda su vida educativa en esa localidad y se recibió de ingeniera en la sede local de la UTN. Entró como pasante de YPF hace una década y desde entonces fue creciendo profesionalmente hasta manejar una de las plantas más importantes del complejo.
“Nunca tomé como un impedimento para desarrollarme en mi carrera el hecho de ser mujer. Al principio, lleva tiempo adaptase, pero siempre conté con la mejor predisposición del personal de CIPH, los operadores, los tableristas y los supervisores. Siempre me sentí muy respetada ”, explica.
“Cada vez hay más mujeres en el complejo -cuenta Gabriela-, incluso hay sectores que normalmente eran más de hombres y donde ahora hay más mujeres, por ejemplo en el área de procesos o en laboratorio”. “Con el tiempo se fueron dando más oportunidades a las mujeres, se empezaron a abrir puertas que antes por ahí no se abrían”, señala.
Un día normal en el trabajo de Gabriela implica coordinar y supervisar decenas de tareas operativas y de mantenimiento. Incluso, le toca hacer guardias. Pero lo que más disfruta es meterse “en el corazón de la planta”. “Ando todo el día con la ropa de trabajo y los botines; me gusta conocer desde adentro los procesos cuando podemos hacerlo”, señala.
Pero su trabajo no se queda en la planta. También debe liderar un gran equipo de trabajo, compuesto en su mayoría por hombres. “Creo que se abrió una puerta importante para las mujeres en estos roles. Pero también siento que fue fruto de mi carrera: no me pusieron en un lugar de liderazgo por ser mujer, sino por mis capacidades”, afirma.
Para Gabriela, esto se debe a que las mujeres tienen más oportunidades de aplicar. “En todos los procesos de selección de personal en los que me ha tocado participar siempre hay mujeres y muy capacitadas”, sostiene.
En este sentido, Gabriela aconseja a las jóvenes que sigan su vocación y que se animen a estudiar, aún en lugares que siempre fueron ocupado mayormente por hombres, como los colegios técnicos.
“Les digo a las chicas jóvenes que estudien los que les guste, que no se queden pensando que no van a tener posibilidades. Al principio siempre cuesta, pero las puertas se abren”, se entusiasma. “Mi familia es gente trabajadora, siempre se esforzaron para yo que pueda estudiar. Hice toda mi formación dentro de la educación pública”, cuenta e insiste en que hay que buscar esas oportunidades.