La familia del barrio Unión fue sorprendida por tres personas armadas y un cuarto delincuente que se encargó de guardar todo en un bolso. Las joyas sustraídas tienen un valor estimado entre 130 y 220 mil pesos.
Ocurrió el pasado viernes por la noche, mientras la familia que vive en calle Gregorio Álvarez preparaba la cena. Según denunciaron, el portón estaba sin llaves y fue así que los delincuentes entraron. Abrieron la puerta de manera violenta e ingresó el primero con un arma de puño apuntándolos y pidiendo que se arrojen al suelo.
Luego entraron los tres restantes: uno con un arma larga, otro con un revólver y el último con un bolso grande y guantes de látex.
Uno de los delincuentes encañonó a la mujer y a uno de los hijos menores y le pidió que lo guiara hasta la habitación a buscar las joyas y el dinero. En un armario había una caja metálica con la recaudación de ventas, que rondaba en 220 mil pesos en efectivo; y dos valijas con joyas de acero quirúrgico, valuadas entre 130 mil y 220 mil pesos.
De los que quedaron en la cocina, uno tomó tres teléfonos celulares y una billetera con documentación y una suma menor de dinero.
Tras el robo, los ladrones tomaron las llaves de la casa y dejaron a la familia encerrada en el interior para escapar; pero las víctimas lograron salir con otra copia para pedir ayuda a la policía.
Una presunta entrega
La víctima relató a la policía que es líder de ventas de la empresa Arbell y comanda un grupo de 50 revendedoras que “sabían desde el 27 de agosto yo iba a contar con este dinero y valores en mi casa“; de acuerdo a la denuncia. Sin embargo, aclaró que no sospechaba de nadie en particular sobre el robo.
Una robo orquestado
Fuentes ligadas a la investigación indicaron que el robo estaba preparado y que operaron de forma coordinada. Todos tenían cubrebocas, cuellos polares, gorros o pañoletas que cubrían casi con totalidad su rostro. Los que estaban armados no ejercieron violencia física y el cuarto, que juntó todo en un bolso, fue el únicoque tuvo contacto con los objetos de la casa y tenía colocados guantes de látex.
En la huida, encerraron a la familia para contar con el tiempo suficiente para llegar hasta el lugar donde un quinto integrante los esperaba en un auto.
Según testigos, la banda salió de la casa de calle Gregorio Álvarez y caminó unos 40 metros hasta Alem. Hicieron casi 50 metros al norte hasta Carmen Funes y continuaron su camino hacia el oeste hasta Perito Moreno. Nuevamente zigazaguearon, 50 metros al norte hasta Fortín Primero de Mayo; y al oeste hasta Yrigoyen.
En esa última esquina los esperaba un vehículo Ford Orión de color oscuro, donde cargaron el bolso y emprendieron la huida hacia el oeste.