El continuo e incontrolable avance de la inflación en nuestro país, obliga a los argentinos a tener que recurrir a distintas estrategias de inversión para mantener los ahorros a salvo. Tenerlos “debajo del colchón” implica mes a mes e, incluso, día tras día, estar perdiendo constantemente su poder adquisitivo.
Ante esta situación, los argentinos han seguido, principalmente, dos cursos de acción: comprar dólares o depósitos en plazo fijo. Si bien las opciones de inversión con las que dispone una persona son enormes, estas dos han sido siempre las más elegidas, ya sea por su facilidad o por desconocer la existencia o el funcionamiento de otras.
Por su parte, la compra de moneda extranjera es la alternativa más popular entre los ahorristas de nuestro país. No importa si es a través del mercado oficial o del paralelo (dólar blue), los argentinos tenemos una tendencia natural hacia el ahorro en “moneda fuerte”. La facilidad para conseguirlos, la posibilidad de realizar transacciones con ellos (como las inmobiliarias) y la liquidez casi inmediata que representan en caso de necesidad, son solo algunos de los motivos para esta realidad.
Plazos fijos tradicionales vs Plazos Fijos UVA
Por otro lado, los plazos fijos son siempre la opción de inversión más sencilla y segura que podemos encontrar. Las tasas de un plazo fijo tradicional son siempre conocidas desde el momento en el que se constituye el depósito, por lo cual se sabe exactamente cuánto se va a ganar al final del período del mismo. Algo que no sucede con ninguna otra inversión.
Ahora bien, con los aumentos de precios disparados, se están popularizando cada vez mas los Plazos Fijos UVA. A diferencia de los tradicionales, estos depósitos tienen una tasa que es variable y se ajusta en base a la inflación.
Es decir que, mientras más alta sea la inflación registrada, mayor será la tasa que el banco pagará por los depósitos. Para ello, el Banco Central, publica día a día el costo de la Unidad de Valor Adquisitivo (UVA). Y, en base a ella, se calcula la tasa final del plazo fijo.
Esta es una excelente alternativa en períodos donde el aumento de los precios se mantiene en niveles muy altos, y representa una sólida forma de cubrir los ahorros de la pérdida de valor real. Aunque, tiene una desventaja extra con respecto a los plazos fijos tradicionales. Mientras que estos tienen un plazo de depósito mínimo (en el que no se puede disponer del dinero) de 30 días, los plazos fijos UVA tienen un tiempo de encaje mínimo de 90 días.
La elección entre un Plazo Fijo Tradicional y uno UVA, depende muchas veces de la disponibilidad que el ahorrista necesite de su dinero. Si este no va a utilizarlo durante un período prolongado, tal vez lo mejor sea recurrir a un plazo fijo UVA, una alternativa que gana adeptos en tiempos como los que corren.