No es una noticia que en Argentina desde hace mucho tiempo la inflación viene en constante aumento y eso conlleva a numerosos problemas en la economía.
En virtud de la suba generalizada de precios, lo que viene haciendo paulatina y progresivamente el Banco Central de la República Argentina (BCRA) es ir subiendo las tasas de interés de referencia.
Eso conlleva a por ejemplo, que al momento de invertir dinero paguen los bancos una mejor tasa, pero para quienes deseen tomar crédito, éste se encarece y es por eso que viene bajando la demanda.
En el mes de agosto (en comparación con el mes inmediatamente anterior, julio), por ejemplo, se pudo ver que la caída del financiamiento con tarjetas de crédito fue de un 2.7% y en los préstamos personales de un 3.1%, siempre en refiriéndonos en términos reales. De esta manera, en promedio y tomando como referencia la variación interanual, se podría ver que la caída de los préstamos de consumo es de casi un 8%, cotejando con datos de agosto del 2021.
Si bien la nueva conducción económica apela a una posibilidad de “enfriamiento de la economía”, la realidad es que la demanda de crédito de consumo está principalmente dada por la suba de tasas, toda vez que es más costoso pedir dinero a un determinado plazo. Para ser claros y concretos, la tasa que fijaron los bancos para los que son los préstamos personales en el mes de agosto fue de casi el 75%, lo que lleva a una tasa efectiva anual (TEA) del 106,3%, que está casio igualada a la TEA que pagan los plazos fijos tradicionales, que es de 107%.
No sólo fueron los préstamos de consumo los que se contrajeron en cantidad de solicitudes, sino que también sucedió eso con los préstamos para la producción. Eso se debe a que se encarecieron, toda vez que hoy en día para poder financiar lo que es capital de trabajo, la tasa se elevó más de un 10%, pasando aproximadamente de un 58% a un 69%, en términos nominales. Por otro lado, para aquellos financiamientos destinados a proyectos de inversión, la tasa de interés ponderada subió desde un 50% hasta un 59%.
No hay dudas que en los próximos meses el BCRA va a seguir realizando numerosas intervenciones en la tasa de interés, por lo que va a recibir impactos en cuanto a su costo, y por lo tanto, su correspondiente demanda. La proyección para el 2023 de la inflación, tanto por parte del Gobierno como de distintas consultoras, es que estará en un 60% aproximadamente. En base a eso, con el incremento de las tasas el objetivo principal que se persigue es que haya interés positivo en términos reales, es decir, que sea mayor la tasa que se paga por invertir que aquella que se paga por tomar dinero prestado. Eso, pensado más bien en el mediano y largo plazo llevaría a que Argentina logre algo tan anhelado desde hace mucho tiempo, que es la estabilidad monetaria y cambiaria.