“Proyecto Pelusa” es un sitio de Instagram que tiene 76.000 seguidores, que se presenta como un homenaje a Diego Maradona a través de las fotos que se sacó con la gente.
En uno de sus últimos posteos está siendo replicado en las redes porque cuenta la historia de una vecina de Plaza Huincul con el ídolo, cuando en la década del `80 le tomó una foto junto a un chico en Mar del Plata.
Hoy, Proyecto Pelusa quiere hacerle llegar la foto a ese niño que actualmente debe rondar los cuarenta años, y pide que se comparta la publicación para lograrlo.
La historia llegó a Proyecto Pelusa de la mano de Laura, la hija de Liliana, quien fue la persona que sacó la foto que ahora se comparte en las redes. Esta relatada en primera persona y es interesante, cálida y cargada de buenas intenciones.
“En 1981 organicé mi primera vacación a Mardel, venía desde Plaza Huincul. Medio de casualidad, paso por el Hotel Dos Reyes y veo que toda la delegación de Boca estaba ahí. Por esos días, estaba la noticia que Maradona pasaba a Boca, así que me paro en la vidriera a mirar y, efectivamente, lo veo adentro del hotel”, se lee.
“Me pongo a pedir una foto contra el vidrio y dos guardaespaldas dicen que no con la mano, pero Diego les dice que me dejen entrar. Entré, me saqué la foto y salí, pero la felicidad fue tan grande que no pude irme de la vereda. Cuando Diego sale y quiere subirse a un auto, se acerca este chico que tendría unos 13 o 14 años y rogándome casi llorando me suplica: “¡por favor, sacame una foto con Diego!”.
Sin dudar lo hago, y el chico me da su dirección de Rosario para que se la envíe cuando revelara el rollo. El tema es que por falta de dinero demoré tanto en revelarlo que perdí todos los datos de ese chico. Siempre quedé pensando en que ese chico todavía debe de estar esperando esa foto, y por eso se las mando porque me encantaría que podamos encontrarlo. ¡Ojalá llegue pronto a
sus manos!”.
A través de la publicación de Proyecto Pelusa no se puede conocer el apellido de la vecina de Plaza Huincul, pero tal vez salga a la luz a medida que la historia se comparta. Mientras, la foto -que es hermosa- sigue viajando, en busca de su verdadero dueño, ese nene que quedó plasmado junto a Diego, con la fascinación dibujada en su carita.