La adolescencia es un estadio crítico entre la niñez y la adultez que conlleva importantes cambios, que les atraviesan a ellas y ellos como también a las personas adultas, que ven desde una perspectiva diferente en un contexto sociocultural cambiante, dinámico y complejo.
En este sentido, la doctora Torralva, psicóloga y doctora en Medicina, destacó el crecimiento exponencial de las investigaciones centradas en el desarrollo del cerebro adolescente resaltando la necesidad de un entendimiento más profundo de esta etapa de vida.
Y explicó que, como sucede en los primeros años de la niñez, “en la adolescencia pasa lo que se llama la segunda plasticidad del desarrollo, de 13 a 18 años vuelve a pasar esto de que se producen cambios progresivos, crecimientos de neuronas, poda cerebral, es decir lo que no se usa se pierde”.
Por eso destacó que “es un momento tremendamente oportuno para generar cambios, para estimular todo lo que los adolescentes quieren hacer. Abrir nuevas experiencias al cerebro que absorbe, porque lo que no sucede se pierde”.
Abadi, psiquiatra infanto-juvenil, compartió la preocupación por el crecimiento, post pandemia, de la demanda real de las adolescencias para la atención de la salud mental. Y con el uso de la tecnología “cada vez más encontramos que los chicos investigan sobre lo que les pasa, y esto es bueno porque si hay conciencia de dificultad, vamos a poder dar respuestas posiblemente generando políticas de atención más masivas”.
En las instalaciones del Museo Nacional de Bellas Artes de la ciudad de Neuquén, se desarrollaron dos encuentros sobre salud mental adolescente. Por la mañana participaron más de 70 adolescentes de la charla sobre “Bienestar emocional y señales de alerta en la adolescencia”, mientras que por la tarde participaron más de 60 personas adultas interesadas en “El cerebro adolescente y su bienestar emocional. Cómo mejorar la interacción y el apoyo de los adultos”.
Acompañaron la jornada la subsecretaria de Niñez y Adolescencia, Carolina Guajardo y las referentes de PAE Eugenia Soraide y Angie Giacchetta. La disertación estuvo a cargo de profesionales de la Fundación Ineco (Instituto de Neurología Cognitiva), la doctora Teresa Torralva, psicóloga y doctora en Medicina, y la doctora Andrea Abadi, psiquiatra infanto-juvenil.
Guajardo destacó la importancia de poder articular con estas instituciones “para seguir profundizando en la construcción de herramientas y conocimientos que posibiliten acompañar a las adolescencias respetuosamente y con una escucha activa”.
Cada encuentro estuvo enfocado en promover el bienestar emocional de las adolescencias, a través de la educación y el conocimiento del desarrollo adolescente desde las neurociencias y de atender a las señales de alarma en la salud mental.
Además, aseguró que es necesario adoptar una visión positiva sobre la adolescencia, en la que el diálogo es fundamental. “Y la familia es la mayor influencia”, por eso instó a que como personas adultas “seamos cuidadosos en lo que decimos y hacemos”, porque las adolescencias están atentas.
Y a modo de síntesis propuso que como personas adultas debemos estar alertas a los cambios de conducta de las y los adolescentes. “Estar cerca sin invadir y propiciar espacios de comunicación, escuchar con interés. Dar tiempo y no presionar en función de la angustia que nos produce. Y buscar asesoramiento si lo creemos necesario”, sugirió.
Tanto las adolescencias como las personas adultas a su cargo se enfrentan a situaciones de incertidumbre sobre los comportamientos y las emociones experimentadas. Por eso es importante promover la incorporación de herramientas para identificar y gestionar estas situaciones, fomentando así un mejor bienestar emocional a toda la población y a estos grupos en particular.
La actividad contó con la organización conjunta del ministerio de Niñez, Adolescencia, Juventud y Ciudadanía; Pan American Energy (PAE); y la Fundación Ineco.