La preocupación e incertidumbre envuelve desde ayer al personal sanitario que se desempeña en el servicio de terapia intensiva del Sanatorio Plaza Huincul, ante el anuncio del posible cierre a partir del 30 de noviembre.
El temor ante la pérdida de las fuentes laborales por parte del personal se acrecentó, después de haber conocido que la medida de cierre de la UTI está cada vez más firme.
En este sector del Sanatorio Plaza Huincul hay cuatro profesionales médicos, diez enfermeras y dos trabajadores del servicio de limpieza.
La ecuación económica parece ser el factor que prima para la toma de decisión por parte de la obra social petrolera. En este sentido, la imposibilidad de manenter un servicio de este tipo es el primero de los factores, según pudo este medio establecer.
En este sector hay cuatro de las siete camas que son las habilitadas para recibir las y los pacientes. Como atienden a diferentes obras sociales, no solo las y los pacientes son de la comarca petrolera, sino que en muchas ocasiones provienen derivados de Rincón de los Sauces, de Picún Leufú, y poblaciones aledañas.
De concretarse este cierre como adelantó, el personal podría ser redistribuido en otras áreas del mismo establecimiento médico. Sin embargo, no se asegura que la continuidad laboral sea permanente, podría ser solo por algunos meses, o hasta marzo como máximo.
El cierre de la UTI impactará en los otros servicios que aquí se prestan. A modo de ejemplo, se explicó que las cirugías ambulatorias que no requieren internación también podrían afectarse, porque no habría lugar para traslado en el caso de complicaciones. Lo mismo para una cesárea de urgencia.
Se espera que es esta medida pueda revertirse antes de fin de mes.