El fútbol formativo, espacio donde jóvenes de toda la región dan sus primeros pasos en el deporte, vivió ayer un episodio de violencia que involucra a jugadores menores de edad y un clima de agresión que ha dejado a la comunidad deportiva de Cutral Co consternada.
En el partido de sexta división entre los clubes Alianza y Petrolero Argentino, ocurrido el sábado en el estadio de Alianza, se desató un enfrentamiento físico tras el silbato final.
Ambos clubes involucrados han emitido comunicados oficiales repudiando los hechos. El Club Alianza expresó su “enérgico repudio” y reafirmó su compromiso con los valores deportivos, haciendo un llamado a la erradicación de cualquier forma de violencia. Por su parte, el Club Petrolero también condenó el episodio, asegurando que trabajarán para esclarecer los hechos y evitar que situaciones similares se repitan.
Este incidente se suma a un hecho similar ocurrido en Rincón de los Sauces, durante el partido de décima división entre Alianza y el Club Deportivo Rincón. Allí, personas ajenas al encuentro ingresaron de manera violenta a los vestuarios, agrediendo a jugadores menores de edad ya su entrenador, además de causar lesiones a algunos padres que trataron de intervenir para proteger a los niños. Este es el segundo incidente relacionado con el mismo club rival, lo que pone en evidencia la necesidad de una reflexión profunda sobre la violencia en el fútbol juvenil.
Los hechos ocurridos el fin de semana han dejado una marca en la comunidad, que se enfrenta ahora a la difícil tarea de garantizar que el fútbol siga siendo un espacio seguro para todos los jóvenes. La prioridad debe ser la protección de los menores, el fortalecimiento de la seguridad en los estadios y la promoción de una cultura deportiva basada en el respeto y la educación.
Ante este panorama, la Liga de Fútbol de Neuquén (LIFUNE) y los clubes tienen la obligación de tomar medidas contundentes para asegurar que situaciones como estas no se repitan, protegiendo a los jugadores, sus familias y el futuro del deporte. Es imperativo que la violencia no tenga cabida en el fútbol, un deporte que debe ser, ante todo, una herramienta de integración y formación integral.