Bárbara Pavón Vielma y Silvia Liliana González fueron las líderes de un equipo de guerreras que llevaron a Alianza a recuperar rápidamente la categoría y ganar dos de tres campeonatos este 2024.
Pavón y González se tomaron en serio el desafío de formar un equipo para representar a Alianza de Cutral Co y por ello se capacitaron y se recibieron de DT. “No queríamos improvisar”, aclaran.
Y esa preparación, que piensan seguir afianzando, les permitió conformar un equipo sólido y lidiar con las múltiples dificultades que afronta el fútbol femenino.
Porque las chicas fueron las únicas que le dieron una alegría a la hinchada del club, a esos seguidores fieles que no festejan hace mucho. Y lo hicieron incluso sobreponiéndose a las dificultades que el propio club les puso por delante.
Las DT contaron, en una entrevista con 299 Deportes, que el equipo femenino afronta muchos desafíos. Por ejemplo la jugadora más chica tiene 13 años y la más grande, acaba de cumplir 50. Porque no hay categorías intermedias entre el sub14 y la primera división.
Con ese rango etario, enfrentaron bajas por la Estudiantina, por embarazo y por lesiones, según la edad. Aunque casi sin recursos, hicieron pretemporada pero notaron que la diferencia física entre los equipos de Neuquén capital y los del interior es abismal.
“Nosotras tenemos una hora para entrenar, no alcanzamos a hacer nada, porque solamente el precalentamiento nos lleva 15 minutos, así que hacemos físico, o hacemos fútbol o táctica, no tenemos más tiempo”, explicó la DT.
Y, como las divisiones inferiores, rotan en canchas de entrenamiento. No son tratadas como un equipo de primera, sino que pagan la cuota como en inferiores y un día entrenan en un lugar y otro día en otro. Casi nunca en la cancha.
Así que aprovecharon “que somos campeonas, que ganamos, para poder hablar porque sino capaz no nos hacían ninguna entrevista” y pidieron a la dirigencia del club que haya igualdad entre los dos equipos de primera. “Para mantener la categoría tenemos que mejorar el aspecto físico, más tiempo de entrenamiento”, pidieron.
Pese a las dificultades, consiguieron los objetivos. “Gracias a las jugadoras, que son una guerreras, no son jugadoras de play, son de barrio, juegan con el corazón”, contaron. Al principio les costaba armar un equipo porque “hacíamos pruebas de jugadoras y no venía nadie, pero se fue corriendo la voz de que hacíamos un buen trabajo, vinieron chicas de Zapala, de Picún Leufú, al final conseguimos unas 40 jugadoras pero a lo largo del tiempo, se van sumando las bajas”.
Todavía no arreglaron la continuidad, hay sentimientos diferentes en ese sentido. Ojalá que puedan afianzar la tarea realizada y darle continuidad en 2025.
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