En el barrio Cooperativa de Cutral Co, muy cerca del acceso a la ruta por calle Mendoza, una estructura olvidada se convirtió en un punto ciego y un riesgo constante para los niños y adolescentes que asisten al CPEM N°6 y al gimnasio municipal. Un paredón que alguna vez delimitó un estacionamiento privado hoy es refugio de personas en situación de calle, depósito de basura y escenario de actividades personales que preocupan a padres y vecinos.
Todos los días, chicos y chicas cruzan ese espacio en su trayecto a la escuela o para realizar actividades en el polideportivo. Muchos lo hacen a pie, desde barrios como Parque Oeste, sorteando ese pasillo oscuro, desprolijo y sin control, que se ha vuelto parte del paisaje urbano, aunque representa un peligro latente y evitable.
Oscuridad, basura y abandono
El sitio, un tinglado de gran tamaño, permanece sin iluminación, con paredes altas que ocultan lo que ocurre adentro. Las imágenes que circulan, filmadas por padres preocupados, muestran colchones tirados, basura acumulada y una sensación general de inseguridad. Quienes han acompañado a sus hijos al lugar reconocen haber visto personas durmiendo allí, o utilizando el espacio como baño improvisado. La escena se repite, sin cambios ni respuestas.
Padres y madres coinciden: no se trata de un pedido extraordinario. La propuesta es clara y concreta: derribar el paredón y colocar luces. Convertir el tinglado en un espacio abierto, visible, incluso reutilizable, como refugio vehicular. Una acción mínima que podría devolverle seguridad a un trayecto que los chicos transitan a diario.
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