Minutos después de que Fernando Sabag Montiel gatillara el arma contra la vicepresidenta Cristina Fernández, los pocos que lo advirtieron a su alrededor entraron en pánico.
Es que el hecho conmociona y preocupa. Un sector minoritario no alcanza a percibir la gravedad de lo que implica este ataque, por eso creo que es válido explicarlo.
No importa que haya sido Cristina Fernández, si era Mauricio Macri era lo mismo. Lo grave aquí es que una persona quiso matarla por sus pensamientos políticos. No por lo que era como abuela, como madre, como mujer sino por su actividad política. Quiso matar a sus pensamientos y creencias políticas.
Si en Argentina no podemos pensar lo que queremos y expresarlo sin temer que otra persona nos mate, entonces no vivimos en una democracia. Y es esto, la vida en democracia, lo que está en peligro con el accionar de Sabag Montiel. Y lo que se repudia.
Se llama magnicidio al asesinato de una persona importante en política por su cargo o poder. En este caso Cristina Fernández ostenta ambos, el cargo y el poder.
La intolerancia política, que en mayor o menor medida, ejercemos todos en los últimos tiempos, puede acarrear problemas mucho más graves. Ya dijimos “Nunca Más” a la violencia política. No podemos dejar que vuelva. Por eso, desde aquí, nos sumamos al repudio y pedimos que se investigue a Sabag Montiel pero también a su entorno. No pueden existir organizaciones políticas que impulsen este tipo de acciones. En Argentina nunca más.