De los casi treinta juicios que se realizaron en la primera mitad del año, la mayoría fueron por homicidios, por robos y por un delito asociado a los dos anteriores: la portación de armas.
Centenares de causas se generan en la Fiscalía por semestre pero solamente unas pocas llegan a la instancia de juicio. Ello implica que los fiscales tienen las suficientes pruebas para acusar a una persona de cometer un delito. Muchas denuncias, sobre todo de amenazas, no llegan a juicio porque se resuelven con una mediación o con un pena menor como trabajo comunitario y una multa.
En otros casos no se reúne prueba. Tal vez el más relevante sea la muerte de Maximiliano Montenegro, cuyo asesinato quedará impune. Se lo acusó a Claudio Ramos de matarlo, pero antes de que la causa llegara a juicio, el joven que iba con Montenegro cuando lo mataron dijo que no podía reconocer a la persona que realizó los disparos. Era Emanuel Barría, que falleció asesinado también hace pocos días.
En enero no hubo juicios por la feria judicial, pero luego hubo cuatro por portación de armas, cuatro por robo calificado, cuatro por homicidio y cuatro más en las que no se identificó la causa, probablemente porque había menores involucrados o se trataba de abuso sexual. Luego hubo dos juicios por lesiones y robo, dos por robo agravado y dos por desobediencia a una orden judicial.
También hubo juicios por robo en grado de tentativa, lesiones con arma de fuego, lesiones y amenazas y finalmente uno por abuso de armas. La realización de estos juicios no implica que todos hayan tenido condena.