Durante la semana anterior y esta llegaron cientos de telegramas de despido para los trabajadores petroleros y se desató la polémica. Como si no hubiesen pasado 24 años, como si otra vez fuera 1992, se discute de nuevo cuánto se merecen los despidos, cuan arrogantes son los petroleros mientras están bien mientras que del otro lado se destaca el sacrificio del trabajo.
Increíblemente se escucharon comentarios a favor de los despidos. No fueron todos, ni siquiera la mayoría porque también muchos a favor de que las dos ciudades se movilicen para impedir los despidos, pero sin mucha convocatoria porque todavía no se siente el impacto económico de los despidos. Lo llamativo es que el debate se dio entre los que no están en la industria del petróleo, algunos opinaban que había que salir a impedir los despidos porque afecta a toda la comunidad y otros creen que deben defenderse solos, porque en años de bienaventuranza no comparten con nadie.
Y los petroleros? Que opinarán?. El dirigente Daniel Andersch salió ayer a desacreditar las opiniones de Ramón Rioseco porque nunca trabajó en el petróleo. Es evidente el transfondo político de las declaraciones pero disparó esta reflexión. ¿No se puede opinar si uno no trabajó en el petróleo? O solamente si es Rioseco?
Porque si solamente si se trata de una disputa política únicamente sería aceptable. Pero esta actitud del referente más importante en Cutral Co del Sindicato del Petróleo parece que fuera un mensaje para la comunidad, del tipo “no se metan, que nosotros nos arreglamos”. ¿Pensarán así todos los trabajadores despedidos?
Una vez escuché decir “ellos comían bife y nosotros nos arreglábamos con pan duro y ahora quieren que peleemos por ellos” para explicar por qué tan pocos impidieron la privatización de YPF. Resulta que cuatro años después todos comíamos pan duro, los que teníamos la bendición de tener algo para comer. Y se produjo entonces la pueblada de 1996. Creí que ahí se había terminado la discusión pero no; entonces los que no están en el petróleo deberían recordar que todos comíamos pan duro y los petroleros deberían recordar que todos comíamos pan duro. Para que no nos pase lo mismo.
Cecilia Soberon ([email protected])