El conflicto entre la comunidad mapuche del Lof Mapu Manuel Segundo y la empresa petrolera OilStone se agravó en los últimos días, con nuevas denuncias por parte de la Confederación Mapuche de Neuquén. La situación, que ya había generado tensiones, alcanzó un nuevo nivel de conflictividad luego de que la empresa utilizara, según la Confederación, medidas coercitivas que afectan tanto a la comunidad como a los superficiarios de la zona.
En un comunicado reciente, la Confederación Mapuche denunció que OilStone decidió no pagar los derechos superficiarios a los vecinos del área, argumentando que la protesta mapuche que se lleva a cabo en la entrada del territorio comunitario es la causa de esta medida. La empresa, además, amenazó con cortar el suministro de agua a los superficiarios, lo que generó una grave preocupación entre los crianceros, quienes dependen de este recurso para el sustento de sus animales.
La falta de agua comenzó a provocar la muerte de animales en un momento clave para los crianceros, ya que varias chivas y yeguas han parido recientemente, según lo denunciado por la comunidad. La Confederación acusa a la empresa de utilizar esta estrategia como método de presión para desalentar la protesta.
La problemática del agua no es nueva en la región. La Confederación Mapuche señala que, históricamente, esta área fue rica en recursos hídricos, pero que la actividad petrolera ha destruido muchas de las fuentes naturales. La bajada del nivel freático y la posible contaminación de las aguas subterráneas son algunos de los problemas que enfrentan las comunidades, que hoy se ven aún más vulneradas por la falta de acceso a agua potable.
Además de estas tensiones, la Confederación denunció que Oilstone rechazó las iniciativas de diálogo propuestas para buscar una solución pacífica al conflicto. La empresa, según los voceros mapuches, no envió supervisores para inspeccionar el estado de las instalaciones y estaría intentando responsabilizar a la comunidad por cualquier inconveniente relacionado con el ingreso a las áreas de operación.
Por su parte, la Confederación responsabiliza directamente a Diego Garzón Duarte, dueño de OilStone, y a sus mandos medios por cualquier consecuencia que esta situación pueda tener sobre la comunidad del Lof Mapu Manuel Segundo.
El conflicto también puso en el centro del debate la relación entre las empresas petroleras y las comunidades indígenas, así como el rol de las autoridades provinciales. La Confederación Mapuche critica la falta de intervención por parte del poder judicial y la Secretaría de Ambiente de Neuquén, quienes, aseguran, no han tomado medidas para proteger los derechos y el bienestar de las comunidades afectadas.
La situación sigue siendo tensa y se espera que en los próximos días puedan surgir nuevas acciones tanto por parte de la comunidad mapuche como de la empresa.
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