Flor y Miguel Rodríguez, son los padres de Teresa, la muchacha que observaba cómo un grupo de jóvenes se peleaba con la policía provincial en el puente de la ruta 17 cuando fue alcanzada por una bala 9 milímetros. La joven, madre de 3 hijos murió horas después. Ese hecho desató la segunda pueblada hace 20 años atrás.
Hoy y desde hace bastante tiempo, sus padres, consideran que lo que sucedió con su hija ya cayó en el olvido. Sin culpables por el homicidio, -sólo hubo cuatro policías condenados por el delito de abuso de armas- siguen los dos con el recuerdo de su hija y en contacto con sus nietos -los tres hijos de Teresa- que también les dieron bisnietos.
“Fueron veinte años que se perdieron y nunca se supo que pasó. No salió a relucir nada de Teresa. Sólo el olvido. Si vamos al caso fue un símbolo de la República Argentina”, dice hoy Flor.
Agregó que “los que quedamos vivos sufrimos porque la sentimos hasta ahora. Tenía 26 años y una vida por delante”.
Su padre, Miguel, que insiste en que fue algo muy doloroso, sostiene que “la llevo en el corazón”. Y recalca que la mayoría se olvidó.
Siente algo de bronca cuando lo vienen a ver sólo cuando es 12 de abril. “Algunos hacen las cosas cuando les conviene y por eso mejor, me quedo piolita en mi casa”, dice. Es probable que ambos, ya octogenarios, no participen en ninguno de los actos previstos para homenajear a su hija.