Los adultos entre los 30 y los 40 años tienen tantas preocupaciones que cada vez piensan menos en tener relaciones con su pareja.
El periodista Martín Pedoni, escribió para el diario La Mañana Neuquen una nota con el médico sexólogo Héctor Sandoval. El profesional asegura que hay menos deseo sexual porque se trabaja mucho y las preocupaciones ocupan todo en el cerebro.
“Hoy se trabaja muchas horas, muchas veces en horarios desfasados. Salís temprano, volvés tarde, después de todo un día de trabajo, a lo que se suman las situaciones ordinarias de una pareja, una familia o una casa. Y el sexo se deja para lo último, cuando uno se encuentra mentalmente agotado y físicamente cansado. Y entonces las prácticas sexuales de la pareja se vuelven predecibles y/o rutinarias, por lo que muchos prefieren mirar una película antes que generar una situación sexual”, comentó el sexólogo en referencia a cómo se va registrando la falta de deseo sexual.
Así, la libido, ese impulso sexual influenciado por las hormonas sexuales y que genera respuestas del sistema nervioso simpático y parasimpático, pareciera no reaccionar ante la falta de la energía vital. “El deseo sexual es una parte de esa energía vital. Si hay factores externos que están angustiando a la persona, la energía sexual, como cualquier tipo de manifestación vital, se va a ver afectada”, explican los psicólogos especialistas en un estudio relacionado con la problemática, que muchas veces lleva a la ruptura de parejas.
¿Y la solución?
Ni la famosa pastillita azul –el viagra– ni cambiar de pareja, en el más extremo de los casos, serán una solución para recuperar el deseo sexual. Tampoco esos extraños afrodisíacos ni los yuyitos para el amor.
“Lo que hay que hacer es reorganizar la vida, reenfocarte. Establecer nuevamente la escala de las prioridades”, resumió Sandoval. Y agregó: “Es la disfunción sexual más difícil de tratar, porque requiere de cambios para retomar, y eso pasa por el cerebro”.
Fuente La Mañana Neuquen