Los habitantes del barrio Belgrano sufren a diario de diferentes estigmas, ya que este sector se relaciona directamente con la violencia y la delincuencia, aunque este sea solamente un aspecto a considerar.
En una encuesta realizada entre los lectores de Cutral Co al Instante, los vecinos y vecinas opinaron que deberían demolerse todos los edificios del barrio y no solamente los que están en estado de abandono.
Otro margen dio el visto bueno a la implosión de los C9 y C7; y sólo una minoría consideró que deberían recuperarse esos edificios para que vuelvan a ser habitables.
Demoler los edificios no es una idea al azar, ante los tantos reclamos por seguridad, comenzò a barajarse la posibilidad entre 2011 y 2013, de la mano con programas sociales que nunca se implementaron.
Esta alternativa surgió porque los primeros departamentos abandonados se convirtieron en “aguantaderos” que fortalecían el accionar delictivo y, con el paso de los años, la inseguridad llevó a que más familias “huyeran” del barrio en busca de una vida mejor, sin la posibilidad de vender sus casa y dejando más espacios vacíos en los monoblocks.
La situación de inseguridad por esos aguantaderos es sólo un aspecto a considerar. Uno de los puntos cruciales y tal vez invisible es la falta de vivienda de muchas familias pobres. Es decir, antes que vivir en la calle muchos preferirían vivir en un departamento en mal estado e inseguro, pero ¿A quién le pagan alquiler?
Así comenzó una toma de departamentos por parte de familias con extrema necesidad, pero en cuestión de tiempo la “viveza criolla” ganó la pulseada.
Quienes viven en el barrio y conocen los movimientos, cuentan en voz baja que existe una “mafia” detrás de los departamentos abandonados. Una banda que se los apropia para luego alquilarlos a muy bajo precio, sin contar con un documento que acredite la tenencia del inmueble.
“Acá no hay control porque no entra nadie que no sea del barrio. Hay gente que dejó de pagar la luz o algún servicio pero no se lo cortan porque la gente de Copelco, Camuzzi o el cable no se anima a meterse” aseguran.
Pero la situación va más allá, “cuando se enteran que alguien se va o vende la casa van y te aprietan. A algunas personas directamente le quitaron la casa, te patean la puerta y te obligan a irte aunque no te lleves las cosas” contaron, al punto que muchos deben negociar con la banda para no ser robados.
Una familia comentó a este medio que compraron una vivienda (no un departamento) y que solamente duraron un mes. En esos días perdieron todos los muebles y sus pertenencias en robos sucesivos.
Otros mencionaron que pusieron un cartel de venta en la ventana y al día siguiente les balearon la puerta e intentaron entrar por la fuerza. “Mis hijos sostenían la puerta desde adentro mientras empujaban y nos decían que nos fuéramos del barrio” relató una vecina.
Pese a los relatos y denuncias, no existe una prueba que certifique el negocio inmobiliario para la justicia y los inconvenientes que se desprenden del accionar de la banda. La “tierra de nadie” de la que hablan los vecinos realmente existe y está en el oeste de Cutral Co.
¿Se le puede poner fin a esta situación?
La implosión de los edificios para demolerlos y abrir el barrio volvió a conversarse e incluso el proyecto llegó a la Legislatura Neuquina. Si el gobierno provincial y municipal tomaran la decisión política de intervenir en el barrio, los pasos a seguir no serían sencillos.
¿Dónde se reubicarían los vecinos que se quedarían sin casa?. ¿Se puede hacer una distinción (desde el Estado) entre familias decentes y no decentes?
Lo cierto es que los bloques que eliminarían no están deshabitados del todo. El C7, por ejemplo, está destruido en sus plantas superiores, pero en la baja todavía quedan familias que no estaban al tanto de la medida y, ante la consulta, manifestaron su preocupación de no saber dónde irían a parar.
Por otra parte, los que se mudaran ¿no quedarían estigmatizados en el nuevo lugar porque vienen de las 450 Viviendas?
Son todas interrogantes que todavía no tienen una respuesta conocida, pero ello no implica que sea imposible de encontrar.
Lo que queda claro es que no será tan sencillo como solo demoler todo el barrio.